sábado, 10 de enero de 2009

El perills de la llet

Article molt extens sobre el tema escrit per un metge:
http://www.dsalud.com/numero84_1.htm

Desmontando los tópicos de Gaza

Algunas ideas erróneas que se repiten: Hamas tomó el poder por la fuerza
El bloqueo económico fue impuesto tras el 'golpe de Estado' de Hamas
La culpa de la ofensiva es de Hamas por seguir lanzando cohetes
Israel se defiende de la ofensiva palestina
Se trata de un ataque contra la infraestructura terrorista de Hamas


Ver la cobertura de los acontecimientos en Gaza en los canales de televisión árabes y en los occidentales es como asomarse a dos mundos diferentes. Influidos por la corriente de opinión promovida por la Administración de Washington, próxima a Israel, los medios europeos y estadounidenses han asumido medias verdades como hechos, ignorando la situación global en la Franja y muchos de los recientes acontecimientos políticos imprescindibles para comprender qué está ocurriendo.
Para entender el masivo movimiento de solidaridad que se está viviendo en los países musulmanes hacia Gaza es necesario contextualizar los hechos y desmontar algunos de los tópicos. Estos son algunos ejemplos.

Hamas tomó el poder por la fuerza en 2007.
En realidad, el Movimiento de Resistencia Islámica accedió al poder en enero de 2006 tras obtener el respaldo del 65% de los palestinos en las elecciones celebradas entonces, en una victoria masiva que sorprendió dentro y fuera de los territorios ocupados.
La supervisión internacional reveló que no se habían producido irregularidades, pero el Cuarteto (EEUU, la UE, Rusia y la ONU) congeló sus ayudas para los palestinos con el pretendido objetivo de obligar a Hamas a renunciar a la violencia y debilitar al grupo.
Por su parte, Israel comenzó una dura estrategia de aislamiento que comenzó con la retención de los fondos que cobra en nombre de las autoridades palestinas en concepto de aduanas, unos 40 millones de euros vitales para la supervivencia de los territorios.
Además, soldados israelíes arrestaron a la mayor parte de los diputados islamistas en Cisjordania y Jerusalén Este inhabilitando el Parlamento palestino, que quedó sin 'quórum' para trabajar.

La histórica confrontación entre la facción Al Fatah, derrotada en las urnas, y Hamas se agravó más que nunca, pero una sutil intervención internacional logró que pasara de las palabras a las armas.
Según una investigación de la revista 'Vanity Fair' apoyada en documentos confidenciales autentificados por fuentes norteamericanas, "hubo una iniciativa encubierta aprobada por Bush e implantada por la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el viceconsejero de Seguridad Nacional, Elliott Abrams, para provocar una guerra civil palestina.
El plan fue apoyar las fuerzas dirigidas por [Mohamed] Dahlan [líder de Al Fatah] y dotarlas con nuevo armamento suministrado a petición norteamericana para dar a Fatah la fuerza necesaria para eliminar del poder al Gobierno democráticamente electo de Hamas. Es decir, Washington promovió un conflicto civil interpalestino para acabar con los islamistas.
Así, el líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen, (Mahmud Abbas) se negó a entregar el control de las fuerzas de Seguridad a Hamas, que organizó sus propias fuerzas. Los choques aislados entre ambas facciones se sucedieron durante casi un año y medio, hasta que en junio de 2007 derivaron en una corta guerra intestina.
A los islamistas les bastaron pocos días para expulsar a Al Fatah. Abu Mazen disolvió el Gobierno electo de Hamas para nombrar otro Ejecutivo, tachado de ilegal por algunos expertos palestinos que también criticaron duramente la actuación de Hamas, y dividiendo 'de facto' los dos territorios palestinos.
El bloqueo fue impuesto tras el 'golpe de Estado' de Hamas.
El bloqueo comenzó días después de que los islamistas llegaran al Gobierno, pese a las denuncias de las organizaciones humanitarias que advirtieron de que, sin la ayuda internacional, los territorios estaban abocados a una grave crisis asistencial, sanitaria y alimentaria.
Pocos meses después de la victoria electoral las ONG advirtieron de la escasez de medicinas en los hospitales y avisaron del riesgo de enfermedades infecciosas. Lo peor estaría por llegar. Primero fue la respuesta israelí a la captura del soldado Guilad Shalit, que castigó duramente la Franja.

Un año después, tras los combates interpalestinos, Tel Aviv declaró Gaza entidad enemiga, permitiendo la entrada de apenas 19 productos básicos de los 3.500 que entraban antes.
Desde entonces, la primera crisis humana creada expresamente por Occidente ha empobrecido a la población hasta límites insospechados. Si en 2007, un millón de personas en Gaza (donde habitan 1,5 millones de palestinos) sobrevivía gracias a las ayudas de la ONU, hoy se calcula que 1,2 millones comen gracias a Naciones Unidas, que ha dejado de recibir alimentos básicos por el cierre israelí. Hoy en día, los habitantes de Gaza tienen serias dificultades para encontrar pan.
La culpa de la ofensiva es de Hamas por seguir lanzando cohetes.
El pasado día 19 de diciembre, Hamas dio por finalizada una tregua unilateral de seis meses en la que los islamistas no lanzaron su artillería casera salvo en respuesta a bombardeos israelíes, sin causar muertos. A cambio, exigían que Tel Aviv aliviara el cerco permitiendo la entrada de productos básicos y de combustible, algo que nunca ocurrió.
En esos meses la situación se fue deteriorando en la Franja, hasta el punto de que los israelíes prohibieron el paso de ayuda de Naciones Unidas e incluso vetaron el suministro del combustible necesario para que las agencias de la ONU pudieran asistir a la población.
"¿En qué otro lugar padece la ONU un embargo? ¿Dónde se somete la ayuda alimentaria a tan severas restricciones?", se interrogaba el director de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, John Ging.
Por su parte, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció que "el bloqueo es una violación de las leyes internacionales y humanitarias".
El relator especial de la ONU para los territorios palestinos, el profesor judío estadounidense Richard Falk, exigió a principios de diciembre un "esfuerzo urgente [...] para aplicar las normas que protegen a la población civil palestina de las políticas de castigo que suponen un crimen contra la humanidad". Falk, que calificó el bloqueo contra Gaza de "continuada, flagrante y masiva de la ley humanitaria internacional", fue expulsado por Israel cuando intentó regresar a los territorios para terminar el informe que debe presentar ante la ONU en marzo.

Israel se defiende de la ofensiva palestina.
Es cierto que las facciones armadas palestinas lanzan sus cohetes contra el sur de Israel, al igual que es cierto que Tel Aviv acomete ofensivas aéreas contra la Franja en lo que califica de "asesinatos selectivos", que por lo general suelen ocasionar víctimas civiles. La cuestión está en qué tipo de daño hacen unos y otros.
Según datos del Ministerio de Defensa israelí, la ONG The Israeli Project calcula que 23 israelíes han muerto entre principios de 2001 y el verano de 2008 a causa de los proyectiles palestinos. Según el Centro Palestino para los Derechos Humanos, en ese periodo 3.800 palestinos han muerto por ataques israelíes, de los cuales casi 850 son niños.
Por otro lado, el Gobierno israelí invierte fuertes sumas en la seguridad de su población asentada en las proximidades de Gaza, mientras que los palestinos carecen no sólo de búnqueres, sino de medicinas, agua o suministro eléctrico.
Se trata de un ataque contra la infraestructura terrorista de Hamas.
Mezquitas, el canal de televisión de Hamas (Al Aqsa TV), la Universidad Islámica de Gaza. Varios edificios civiles han sido atacados en la actual ofensiva de Tel Aviv, además de centros políticos y militares.
El problema es que cualquier ataque contra un objetivo, incluso militar, en Gaza arrastra a numerosos civiles dado que la Franja es uno de los lugares con mayor densidad de población del mundo.
La mayoría de las víctimas han sido oficiales de la policía palestina afiliada a Hamas, entre ellos su máximo responsable, nombrado por Al Fatah, lo cual lleva a Israel a afirmar que las bajas son militares.
Sin embargo, según la IV Convención de Ginebra relativa a la protección de civiles en tiempos de guerra, los funcionarios (incluidos los oficiales de policía) son considerados civiles en los conflictos y no combatientes, por lo que los grupos de Derechos Humanos denuncian una masacre.

Escrito por Mónica G. Prieto, quién fue corresponsal para Israel y los territorios palestinos entre 2005 y 2007, y vivió en Gaza la victoria electoral de Hamas, las consecuencias del bloqueo y la situación tras la guerra civil palestina.

Carta de mi amigo Raul sobre los asesinatos de Gaza

Querido José María,
He decidido esperar a haber enviado el “comunicado” sobre “lo de Gaza” a los periódicos –ya veremos si hay suerte y publican algo- y a las autoridades, antes de comentar el contenido de tu correo, y ello para evitar “contaminar” el debate. Pues bien, vaya por delante lo siguiente para soslayar confusiones que sólo podrían provenir de un erróneo entendimiento de los términos de la polémica por parte de terceros, no entre tu y yo, pues tanto tus ojos como los míos se llenan de agua cuando vemos la carnicería que se está produciendo; el único punto de ¿discrepancia? se encuentra a la hora de localizar la responsabilidad principal del actual conflicto, y por ello el sentido, el contenido de la formulación de la “protesta” y, quizá, de las soluciones. Digo del “actual conflicto” porque quiero dejar fuera del debate hechos como los siguientes: 1) que fue a los árabes a quienes expulsaron de sus territorios en 1948; 2) que fueron los palestinos los despojados, nuevamente, en la “guerra de los seis días”; 3) que son los “refugiados” palestinos los condenados a no volver nunca a sus territorios –lo que, por parte de Israel y con el apoyo de EEUU, se significa una y otra vez en las conversaciones internacionales sobre la materia; 4) que es el Estado Judío el que viene incumpliendo sistemáticamente las resoluciones de Naciones Unidas –la primera la de volver a las fronteras de 1967, lo que solucionaría el actual conflicto; 5) que el Estado de Israel está absolutamente alejado de lo que se podría considerar un Estado democrático, en tanto en él no se respetan los derechos humanos más elementales –naturalmente me refiero a los derechos humanos de los “terceros” que se encuentran en su territorio-, y estaremos los dos de acuerdo en que sin respeto a los derechos humanos no es posible hablar de “Estado Democrático”; 6) que el Estado de Israel ha practicado el genocidio en su guerra con los palestinos –creo que la mera mención de las palabras “Sabra” y “Chatilla” son suficientes como argumento a este respecto; 7) que el pueblo israelita, o que la mayoría del pueblo israelita en un determinado momento histórico, se ha mostrado como un pueblo absolutamente inmoral. Digo esto porque no hay que olvidar que se trata de un pueblo que votó a un genocida, Ariel Sharon, como Primer Ministro; en efecto, el general israelita fue reconocido, incluso por el propio Parlamento judío, como “responsable moral” de lo ocurrido en Sabra y Chatilla, por haber “dejado pasar” (él que era el Ministro de Defensa judío y controlaba absolutamente a sus fuerzas sobre un terreno que se hallaba completamente bajo su control) y “dado cobertura” a las milicias falangistas que perpetraron materialmente la matanza en los campos de refugiados del Líbano, lo que le valió la persecución internacional instada desde los tribunales belgas[1]; y en este tema, entiendo, los penalistas debemos ser especialmente sensibles y “combativos”, ya que hemos participado en la polémica, o al menos la hemos “soportado”, sobre la responsabilidad del pueblo alemán –y de los penalistas teutones en particular, y en este punto basta citar a nuestro compañero Paco Muñoz Conde- en el ascenso del nacionalsocialismo, y se nos ha mareado en nuestras lecturas con la disculpa de “yo no sabía qué estaba pasando”, “sólo me enteré cuando la represión cayó sobre mi” –Klemperer, por ejemplo, en un delicioso libro titulado, si no recuerdo mal, “LTI, la lengua del Tercer Reich”, donde realiza un acercamiento filológico al nacionalsocialismo-, “si yo hubiera conocido la existencia de los campos de concentración, entonces yo hubiera hecho…”; y lo cierto es que cuando Hitler se convirtió en Dictador –cuando hizo votar a los parlamentarios alemanes la Ley de Plenos Poderes ante la tumba de Federico el Grande- el pueblo alemán todavía “no sabía”, “no conocía”. Pero cuando el pueblo israelita votó a Sharon conocía, sabía perfectamente y con todo lujo de detalles, que este militar tenía las manos manchadas de sangre[2] –de la misma forma que los autores de la matanza de Srebrenica a los que se ha sentado en el banquillo del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoeslavia, y cito esta referencia porque incluso materialmente hay poca diferencia entre una carnicería y otra; 8) que el Estado de Israel ha estado, y está, cometiendo habitualmente crímenes de guerra, pues queman y destruyen con bombardeos intencionados archivos y bibliotecas, ejercen represalias colectivas –se ha denunciado mil veces cómo han llegado por la noche a las poblaciones árabes y han hecho salir de sus casas a todos sus habitantes separando a los hombres entre quince y sesenta años, y se los han llevado ¿a qué te recuerda esto?-, expulsan del territorio, confiscan, destruyen caprichosamente bienes a gran escala –viviendas, escuelas, hospitales, edificios administrativos, centrales eléctricas, puentes, carreteras, depuradoras, universidades e infraestructuras en general no involucradas directamente en la acción militar- y partes enteras de las ciudades para abrir paso a sus vehículos blindados –la última guerra del Líbano y el inicio de su actual ofensiva terrestre sobre Gaza-, incendian, asesinan –han muerto por fuego del ejército judío cientos de menores de doce años-, dificultan el entierro de los cadáveres, secuestran, impiden la atención sanitaria –prohíben el acceso de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja o de las ONG que llevan suministros humanitarios-, convierten a los niños y embarazadas en objeto específico de su intervención militar –la utilización de “bombas de sonido” afecta especialmente, y casi exclusivamente, a este colectivo-, realizan incursiones en campos de refugiados contra personal civil, utilizan armas prohibidas por las convenciones internacionales –fósforo, bombas de fragmentación-, “cierran” las ciudades impidiendo cualquier suministro “castigando” a sus habitantes con el hambre, obstaculizan la actividad económica, imponen prolongados “toques de queda”, torturan, atacan columnas de refugiados, ambulancias y personal sanitario, obligan a civiles a permanecer de pie en la línea de fuego utilizándoles como escudos humanos, conculcan todas las normas imaginables con los detenidos privándoles hasta del alimento diario, detienen indefinidamente sin acusación o juicio, abren fuego con artillería naval, aérea o terrestre sobre zonas pobladas, constituyendo a los civiles –y especialmente a familias enteras- en objeto de su acción militar, humillan, vejan, roban, cometen actos vandálicos - véase, por ejemplo, el Informe del Secretario General de Naciones Unidas elaborado de conformidad con la Resolución ES-10 /10 de la Asamblea General-, etc.; 9) están construyendo un Estado “religiosamente” puro, practicando la limpieza étnica – véase, por ejemplo y entre otras muchas, la decisión del Tribunal Supremo israelita de 14 de mayo de 2006 que da “vía libre” a la “Ley sobre ciudadanía y extranjería” (léase sobre el particular el Informe de Amnistía Internacional “Torn Apart: Families split by discriminatory policies”); 10) despojan caprichosa, aunque planificadamente, a los palestinos que quedan en el “gran Israel” de sus casas y sus tierras para instalar allí a sus “colonos” (que generalmente pertenecen a los judíos más fanatizados) ya que necesitan ampliar su “espacio vital” (¿a qué te suena esto?); 11) han institucionalizado la tortura como forma “normal” de relacionarse con los prisioneros, lo que ha sido “bendecido” por el Tribunal Supremo judío –lo que, a mi modo de ver, despoja al “Supremo” israelita de su condición de “tribunal”-, y condenado duramente por Naciones Unidas (véanse, por ejemplo, las “Observaciones finales del Comité contra la Tortura : Israel 25/09/2002”, desarrollado en el seno de Naciones Unidas, o el “Informe del General Antonio Taguba” que se refiere a la “industria de la exportación de técnicas de tortura” desarrollada por el Estado judío en el conflicto de Irak); 12) mantiene durante años a miles de palestinos en sus cárceles –en sus “Guantánamos”- bajo el “Estatuto” de “detenidos administrativos”, sin acusación, sin condena; 13) etc. etc. Vamos, digo, a dejar “todo esto” fuera del debate. También dejaré “fuera del debate” los muertos ocasionados por las “acciones de guerra” desarrolladas por los distintos “brazos armados” palestinos, y que, con alguna frecuencia, han consistido en actos de terrorismo indiscriminado (por cierto, que esto del “terrorismo”, que tan criticable ven ahora los estadounidenses y los judíos, fue lo practicado por estos últimos en su “lucha” contra los ingleses y contra los “intereses” palestinos durante el período de “construcción” del Estado de Israel; de hecho alguno de los más altos dignatarios que ha tenido Israel formó parte de los grupos terroristas responsables de carnicerías en contra del ejército británico –por ejemplo, la que ocasionaron al volar el edificio del Hotel “Rey David” donde estaban ubicadas las oficinas administrativas británicas. En todo caso no cabe duda que vinculado a este problema está el de la legitimidad -al menos desde el punto de vista moral- de acudir a ciertas formas de lucha en el ámbito de, vamos a llamarlos así de forma genérica, “movimientos de liberación nacional”; problema éste que, como sabemos, es el que está ocasionando la mayor parte de los problemas a la hora de fijar, internacionalmente, un concepto jurídico de “terrorismo”). La cuestión, la eterna cuestión, es la de cómo comparar los actos “limpios y aseados” de masacre (piloto judío que desde un F 16 dispara un misil contra una Universidad palestina o libanesa matando a una gran cantidad de alumnos, u oficial de la artillería terrestre israelita que, en los inicios de la última Guerra del Líbano, hace un “blanco directo” sobre una escuela matando a más de cincuenta niños, o piloto judío de un helicóptero de combate que dispara sobre la casa familiar de un dirigente de Hamas sin importarle matar, junto al dicho dirigente a sus ocho hijos y su mujer…amen de a algunos vecinos) con los de los sucios y desesperados suicidas palestinos que destrozan a decenas de adolescentes que bailaban en una discoteca mientras oían música estival -¿te acuerdas de las escenas de la película de Gavras en “La batalla de Argel”? Una comparación que vaya más allá del dato de que tras el aterrizaje del avión los primeros se cenarán una langosta protestando por lo “duro que ha sido el servicio durante esa jornada” –los pilotos, generalmente, siempre han pertenecido a una clase social medio/alta y los oficiales de artillería también-, mientras que los segundos almorzarán con Ala –mientras sus familiares esperan que las máquinas judías derriben el edificio donde vivían con el suicida. Todo ello, desde luego, al margen de que al primero se le condecorará como héroe de guerra (por cierto, el candidato republicano a las recientes elecciones de EEUU tiene esa consideración por su comportamiento en un campo de prisioneros…en el que se le internó tras haber sido derribado su avión por la aviación de defensa vietnamita mientras bombardeaba población civil), y que del segundo no se “devolverán” ni los pedazos (que quedarán en depósito en el correspondiente Instituto Anatómico Forense “para futuras investigaciones”). En todo caso, y antes de entrar en la cuestión del actual ataque judío sobre Gaza, no me resisto a comentarte que no creo que sea acertado calificar a la parte palestina como el exclusivo vehículo del fanatismo (“En las imágenes de estos días veo dolor y desesperación que me conmueven las entrañas, pero también veo el rostro del fanatismo y el lenguaje del odio y la violencia”, dices), cuyo contraste sería, supongo, la “profesionalidad” israelita. Esto no es así: por supuesto que hay fanatismo entre grupos palestinos, fanatismo que resulta de la lucha desesperada contra un enemigo infinitamente más poderoso, pero sólo hay que mirar las expresiones israelitas del conflicto para darse cuenta de que es superior (el fanatismo) en éstos. Por cierto ¿cómo te explicas que uno de los objetivos preferentes de esta última ofensiva aérea y terrestre sobre Gaza sean las Mezquitas? ¿Por qué los judíos se dedican a destruir los lugares de oración de los árabes? ¿Qué están persiguiendo? (naturalmente que para justificar esas acciones los responsables israelitas, por medio de un portavoz que parezca un “buen chico”, dirán que los de Hamas almacenan y lanzan sus cohetes desde las mezquitas, o que allí almacenan armas…y presentarán “pruebas”…como las de Busch en su día con relación a Irak). Pero, como decía, vayamos a los orígenes de la actual contienda. Pues bien, hace unas fechas una Profesora de la Autónoma de Madrid publicó en “El País” un artículo en el que se decía: “En octubre de 2004, el Parlamento de Israel aprobó ‘el plan de desconexión de Gaza’ que en agosto del año siguiente llevó a cabo unilateralmente. Pretendía poner fin a un problema demográfico insoslayable para la empresa israelí de colonización del territorio: la imposibilidad militar y económica de sostener a una población de 9.000 colonos en un enclave con un millón y medio de palestinos. Faltaban todavía varios meses para el triunfo de Hamas en las elecciones legislativas palestinas de enero de 2006, pero el pronóstico era meridiano y allanaba el camino a la estigmatización colectiva. Cuando en junio de 2007 los islamistas dieron un golpe de mano en Gaza y truncaron el Gobierno de ficticia unidad nacional de la Autoridad Nacional Palestina, la comunidad internacional se aprestó a endurecer su actitud hacia Hamas como organización terrorista. Poco importa que su triunfo en las urnas hubiera contado con la escrupulosa supervisión de observadores internacionales, incluidos algunos diputados españoles. La condena hallaba refrendo y con ella se consumaba la desconexión. Gaza quedaba aislada del mundo: del Israel ocupante, de la madre Palestina y del socorro y la benevolencia internacionales”. Con el paso de los meses el Estado de Israel fue edificando alrededor de Gaza un muro, físico, de hormigón, naturalmente armado, de nueve metros de alto y suficiente espesor, que de vez en cuando se “abre” para habilitar un “paso” especial entre Israel y Gaza –o en los momentos de ofensiva dejar avanzar a los carros blindados. Un camino por el que los transeúntes palestinos tienen que caminar en zigzag durante casi un kilómetro, exponiéndose a todo tipo de máquinas (rayos X incluidos que ni siquiera se perdonan a las embarazadas) que les buscarán todos sus “secretos” orgánicos e inorgánicos; máquinas por las que, naturalmente, no se hace pasar a los israelitas, -quienes son libres de entrar en una mezquita armados con un fusil ametrallador y hacer una carnicería. Se trata de un muro que ha aislado completamente a los habitantes de Gaza del exterior –con la comprada complicidad egipcia-, convirtiendo sus hogares en cárceles y condenándoles a la indigencia; aunque sería más propio decir que ubicó sus hogares en un “gueto” en el que todo lo que entra está estrictamente controlado por las autoridades judías –excepto lo que los habitantes de Gaza logran hacer pasar a través de túneles; con ese “gueto” el Estado de Israel ha querido, sin duda, hacer un “belén vivo”, es decir un homenaje a los que padecieron el Gueto de Varsovia. No debe tampoco olvidarse que el Estado de Israel para “vestir” esta barbaridad de bloqueo, de embargo (que incluso alcanza a las Agencias de Naciones Unidas que trabajan en la franja; véanse a este respecto las declaraciones del director de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos –UNRWA-, John Ging, las de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, o las del Relator Especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos, Richard Falk, cuyo Informe Final sobre la situación se espera para dentro de dos meses –por cierto ¿sabes que esta semana la UNRWA ha puesto entre sus prioridades, junto con los alimentos, las contribuciones económicas para sufragar los entierros de los palestinos? Y es que los sepelios les resultan cada vez más costosos a las familias palestinas, dada la costumbre judía de matar a los hermanos de cinco en cinco, o de once en once), realizó una impresentable maniobra “jurídica” que, según ellos, les libera de sus responsabilidades ante el Derecho Internacional como Potencia ocupante del territorio palestino: declarar la franja de Gaza como “entidad beligerante”. A partir de esa declaración el Estado de Israel sostiene que “todo les está permitido” (Ginebra les suena, exclusivamente, a bebida alcohólica). Pues bien ¿qué se supone que debe hacerse en esa situación? ¿qué haría el “hombre medio colocado en la misma posición que un habitante de Gaza y con sus conocimientos especiales”? ¿entregar el poder a la más que corrupta “Autoridad Palestina” que había perdido “por goleada” las elecciones? ¿implorar perdón, por existir, a los israelitas y prometerles ser en adelante unos “buenos palestinos”? ¿mandar una carta a Busch –con copia a la UE- y jurarle que nunca más volverían a ser levantiscos, y que en adelante votarían lo que se les dijera? Y mientras tanto, naturalmente, dejar que sus territorios fueran ocupados por los colonos ortodoxos judíos…hasta perderlo todo, colaborando de esa forma con el confesado objetivo último del Estado de Israel: apoderarse de toda Palestina, diseminando a sus habitantes por medio mundo, y construir un estado religioso “puro” (y duro). No, no creo que ninguna de las alternativas señaladas sean dignas ni que aseguren su futuro a los habitantes de Gaza. Hamas, naturalmente, decidió luchar para defenderse y para defender ¿qué otra cosa hay que hacer? ¿perecer sin más? Pero ¿es que acaso no se levantó el Gueto de Varsovia –cuya densidad de habitantes por metro cuadrado sólo ha sido comparable con la actual de Gaza? A partir de ese momento los acontecimientos son conocidos: continua presión de Israel sobre “la franja” (es decir, incursiones de su fuerza aérea y de sus “Servicios de Seguridad” especiales, asesinatos “selectivos”, estrangulamiento económico absoluto, prohibición del paso de suministros, especialmente del combustible que les es necesario para obtener electricidad y tener en funcionamiento el suministro de agua, etc.), defensa de los palestinos mediante el lanzamiento de cohetes, tregua por seis meses –que en diversos momentos, por ejemplo a principios de noviembre, violó Israel-, e intento posterior palestino de forzar una renegociación de toda la cuestión –o una lucha “cuerpo a cuerpo” que es la que está ya acaeciendo y es la que únicamente puede dar a los palestinos alguna oportunidad, lejanísima, de “medirse” a los judíos siguiendo el ejemplo de sus amigos libaneses. Tratar, a la vista de lo expuesto, de construir un relato según el cual hay que adoptar una posición “equidistante” de los dos actores en conflicto…es la forma más descarada de ser parcial y de apuntarse a lo “políticamente más conveniente en el plano internacional”, y de olvidar, más allá de las palabras, el compromiso del Jurista con la causa de la humanidad. Querido José María, cuando a alguien se le intenta matar (da igual que sea de hambre o por la acción del armamento que abundantemente proporciona a Israel EEUU) no es condenable que se defienda, por tanto no es razonable tratar de la misma forma a la víctima que al agresor; y no es aceptable argumentar con el sempiterno victimismo de Israel ni con que este Estado se está defendiendo legítimamente frente a terroristas, pues aunque esto fuera así –que no lo es- hay límites en las reacciones estatales que no se pueden sobrepasar –entre otros la prohibición del crimen de guerra-, e Israel lo ha hecho, lo está haciendo minuto a minuto. Finalmente te diré que con independencia de cómo empezó todo, lo único sensato parece ser –además de lo inmediato que exige un cese de la carnicería, un alto el fuego incondicional que ha de obtenerse presionando directamente al Estado judío con todas las medidas habituales en el ámbito de las relaciones internacionales-, y en el marco del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, el reconocimiento del derecho a existir tanto del Estado palestino como de Israel, así como el inicio de “relaciones de normalidad” entre todos los estados de la zona que aseguren el cese de los conflictos en Oriente Medio y el fin de las penurias para la población de todos aquellos países.

[1] El de Sharon no es un caso extraño de persecución, por Tribunales europeos, de militares judíos, pues otros generales israelitas también están encausados por Tribunales de países pertenecientes a la UE ; lo que es lógico ya que la doctrina militar judía incluye el crimen de guerra; para comprobarlo no tienes más que atender a las declaraciones del General israelí Gadi Eisenkot sobre cuál es la estrategia que debe seguir el ejército judío para triunfar sobre Hezbolá (y si deseas ejemplos concretos no tienes más que recordar cómo asesinaron a los líderes de Hamas Salah Shehade, Jalil al Haya y, hace un par de días, Nizar Rayyan), y a su práctica cotidiana: la existencia de civiles, la seguridad de causar grandes daños a la población civil no constituye obstáculo alguno para su acción militar (si echas un vistazo al Estatuto del Tribunal Penal Internacional o a nuestro Código Penal encontrarás no pocos tipos en los que encajan esas conductas).[2] Permíteme, José María, otra nota a pié de página, pero que pone muy claramente de manifiesto la absoluta inmoralidad israelí con el genocidio…ajeno. Cuando en el Parlamento israelí se empezó, en sesión celebrada en 1982, a debatir la cuestión de Sabra y Chatilla, el entonces Primer Ministro “Sr.” Menahem Begín abrió la discusión con las siguientes palabras: “En Chatila, en Sabra, unos no-judíos han masacrado a unos no-judíos, ¿en qué nos concierne eso a nosotros?” [véase la frase de apertura de la obra de GENET, J Cuatro horas en Chatila (trad. Antonio Martínez Castro), Madrid, 2002]. Fíjate qué diferencia, tú y yo protestamos por igual, nos indigna de la misma forma, la muerte de judíos que de palestinos, y ello por una sola razón: nos da igual la religión de unos y otros, sólo nos fijamos en que matan a seres humanos. Para Menahem Begín la cuestión sólo tendría relevancia cuando algún judío está implicado, sino es así “¿en qué nos concierne eso a nosotros?” ¿qué más da que asesinen a unos miles de mujeres, niños y ancianos que malviven en un campo de refugiados?Por cierto, como recordarás ese Begín fue el mismo que realizó acciones de terrorismo (con mucha sangre) contra los británicos. En 1984 le concedieron el Premio Nóbel de la Paz por sus muchos méritos.